Observa cómo cambia tu visión. No vemos igual cuando nos levantamos que a lo largo del día, y mucho menos cuando nos acostamos…. si además hemos tenido un día intenso!!!
No vemos igual si estamos contentos o si estamos tristes o enfadados, o preocupados… Pero rara vez nos damos cuenta.
Como vamos así de rápido, de pasar de una cosa a otra corriendo, de llenarnos los días con cosas que hacer…. pues no tenemos tiempo de pensar en los ojos. Otras cosas van antes…
Sin embargo, el cansancio acumulado, el abuso de horas de trabajo de ordenador, la luz artificial, las malas posturas (cuello desalineado, demasiado tiempo sentados…), la falta de ejercicio físico, las digestiones pesadas, las emociones negativas, las preocupaciones… todo eso también afecta a nuestros ojos.
Entonces suena la alarma: veo borroso. Y lo “solucionamos” poniéndonos gafas. Muletas. ¿Llevarías las muletas toda la vida o procurarías ir al fisioterapeuta y hacer rehabilitación?
¿Y por qué una pierna rota puede recuperar la movilidad y un ojo que ve borroso no puede ver bien ya más sin ayuda de gafas?
Pues no estoy de acuerdo. El cuerpo humano tiene unas capacidades de regeneración y curación increíbles, más allá de lo que podamos imaginar. ¿Por qué no les damos a los ojos esa oportunidad?
Cuando por primera vez practicaba el Método Bates, yo llevaba gafas de miopía. Las llevé durante algo más de 20 años. Y pensaba que sin ellas “no veía nada”. Mis 3 dioptrias parecían demasiado…
Amelia Salvador, oftalmóloga de Valencia y Denia, me enseñó a liberarme de esa creencia simplemente experimentando estar sin ellas a ratos durante el día. Aprendí a hacer palming – descanso de los ojos- y sunning – también relajación-. Y otras prácticas después, con Nina Hutchings. Y mi formación como Educadora Visual con Amelia, Nina y Maurizio Cagnoli.
Mi visión mejoró. Ahora mis gafas están en el coche y son de algo más de dos dioptrías menos. Pero lo mejor de todo es que también yo mejoré. A través de los ojos aprendí lecciones de vida, mi forma de enfrentarme a los quehaceres diarios cambió, mis emociones, mis pensamientos…
Y mi visión cambia conmigo. Y a veces veo peor, a veces mejor. Cuando veo mejor, me alegro tanto!! Y cuando veo peor, tengo los recursos para cuidar mis ojos. Todos los tenemos. El Dr. Bates nos los enseñó.
Y ahora, cuando veo a las personas con gafas – niños y mayores-, por la calle, en el metro, en el supermercado, en las escuelas, pienso: “quizá están tan a gusto, pero quizá no… Si conocieran el Método Bates… les cambiaba la visión y la vida!!!”